Hagamos una breve reflexión de lo que ha significado este curso para mí.
Al principio sentía emoción, euforia, al cabo de poco tiempo sentía tristeza, llegué a sentir soledad.
Y crecí, crecí mucho, me ahogué, y nadé hacia la perfección. Me sumí en un viaje, me enamoré de nuevo, y como siempre volvió a fallar.
Fue un record en mi vida, pero fracasó, como casi todo lo que empieza.
Me caí, y me sentí pequeña, alrededor de tanto gigante, lloraba, no me escuchaban porque me veían fuerte, vivaz, alegre y quizá un poco torpe e inteligente a la vez.
Me colgué de una rama pasajera en la que escribían Lorca, Quevedo y Calderón y sentí orgullo de mis principios.
Me convertí en amante, mujer y viuda al mismo tiempo, y mentí.
Fui perfecta junto a mis defectos, grité y actúe como una niña malcriada y no me arrepiento, tuve el coraje de exigir aquello que me pertenecía, y me criticaron por ello.
Me trataron diferente, y hoy con la cabeza alta soluciono mi vida abriendo los ojos para que se cumplan aquellos viejos deseos.
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