domingo, 9 de noviembre de 2014

Éxtasis de domingo

Exageradamente cruel. Las distancias en milímetros. Las bocas insanas que sacian su ansia con noches de látex. Las medias noches en pieles dormitadas y sexo mudo en mentes colapsadas. Inclusiones en canciones que parecen hablar de más, cuando oyes música, la entiendes, no cuando la escuchas. Sueño, sueño de relatos, de literatura imberbe, de acostarte con el sol y despertarte con la luna, en locales desahuciados. Somos heterogéneos, siempre lo fuimos, un tú sin demasiados porqués, una sensación de crecer, aún siendo niño.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El día que Madrid sea solo una ciudad

El día que pueda con todo, reconoceré que ya no existes.
Los lunes de capa caída hablaré de mis objetivos, de esos que creé yo, sin ti.
Los Domingos de resaca comiendo techo en mi habitación, serán menos tristes cuando tu voz no retumbe en mis tímpanos, ni en mi estómago se junten alcohol y lágrimas.
Los sábados en Atocha, Gran vía, y templo Debod merendando una empanada al atardecer de un día de esos de guante y gorro, serán plenos cuando entre la contaminación y los complejos de Madrid no suene tu nombre.
Que mi casa, mis sábanas ya no atrapan tu olor, que se difumina en todos esos sentidos abstractos de cenas en Kebabs y pelis con palomitas.
Mentiría si digo que te extraño, aunque también lo haría por engañarme todos los días reconociendo que no dueles.
Pero el día, el día que pueda decir tu nombre, amor, ese día, te llamaré amigo.

lunes, 20 de enero de 2014

2014, triste

¿¡Qué ha pasado!?, el otro día me levanté y no tenía reloj, ni móvil, ni tablet, ni e-book, ni portátil y lloré cual niña pequeña.
Soy partidaria de los medios de comunicación, la globalización, pero no estoy de acuerdo con la evasión.
Ya no se habla, no se tienen conversaciones de tres horas sin poner un tweet, o una foto en Instagram, o publicarlo en un estado de Facebook, es muy triste. Muy triste que no haya secretos, que no quedes con una persona por el mero hecho de verla, y que nadie se entere, la privacidad no existe.
Es absurdo, viajar y publicarlo, estar más pendiente de como quedan las fotos para luego subirlas a alguna red que disfrutar de la magia de otros lugares.
No se tiene constancia de lo real, lo presente, el disfrute, la naturalidad de un directo.
Lo más triste de todo es que todo se está volviendo muy relativo, las cosas ya se platean por indirectas de 140 caracteres, las opiniones se dicen por una pantalla de móvil.
Llegará un momento que los besos, los abrazos y el sexo se suplanten por tecnología, y eso, eso es lo más triste de todo.

sábado, 11 de enero de 2014

Comunicación con mi escritorio

Noches de un sudor demasiado ficticio, de olor a nuevo.
De Lana del Rey entre apuntes de comunicación.
De agua de disgusto y lágrimas de nadie. De móviles que dejan de sonar y de conversaciones que nunca existieron.
Echar de menos y de más. De olor a flores recién cortadas y de fotografía en tarjetas de memoria.
Hoy es uno de esos días, en el que lo recto se tuerce, y el agua se convierte en cocacola.
En este instante alguien muere por ti, mientras tú, ingenuo, mueres por alguien que va de cama en cama.
Días de Madrid, entre flujos incontrolables de tráfico, entre montañas de cosas que hacer.
Y aún así, amigo, sigo pensando en ti.