sábado, 20 de febrero de 2016

Alfileres

Cada vez que me miro en el espejo veo a la mujer que nunca quise ser.
Una mujer torpe y bruta, sensible y vulnerable, con un escudo que cualquiera puede traspasar.
La última vez que miré mi reflejo en el espejo vi a una mujer débil, alguien frágil, casi rompible.
Muchas veces me pregunto si el miedo a fracasar como pareja, será realmente el miedo a estar sola.
Hace unas horas miré mis manos cansadas de repetir lo mismo a diario, y vi a alguien  a punto de rendirse,  alguien que luchó demasiado para luego no recibir nada.
A veces, me convertiría en pájaro, quizá así, podría volar sin ataduras ni grilletes tangibles.
Últimamente solo pienso en la soledad, en comprarme cientos de billetes de avión y huir.
En ocasiones me pregunto si lo más correcto es conformarse con una persona que se apaga lentamente como la llama de un mechero a punto de quedarse sin gas, o lo más honesto sería rehacer los pedazos de la vida que dejé atrás, llena de confianza, una confianza perdida.
Seguramente mi gran problema es que he aprendido a no quererme, para quererte en exclusiva.