jueves, 12 de noviembre de 2015

Cosquillas en mis letras


¿Sabéis porqué decidí estudiar periodismo? Un día me levanté, con quince años, y vi a mi alrededor unos folios que a gritos me pedían que escribiera una historia. Cogí un bolígrafo Bic y comencé a redactar, las manos no paraban de moverse, la mente no paraba de pensar, años atrás había escrito, pero nunca con criterio sobre algo. Pero en ese momento aprendí que cuando cuentas una historia, contrastada con fuentes, con voces de otras personas, con datos, cuando lees y no te cansas de buscarle respuesta a todo, es ahí cuando te das cuenta que los números y las cuentas no forman parte de ti, que es la tinta, y la tipografía Arial 12, Times New Roman o Calibri la que te guía.
A veces siento que me desmotivo, porque la gente no ve en realidad tu pasión, porque todo lo que tu construyes con tu mente, puede llegar un profesor y destrozarlo con un simple movimiento de ajedrez. Cuando me siento vacía escribo y, habitualmente no me sale nada bueno. Pero escribir me sienta bien. Yo no sé pintar, tampoco se hacer esculturas, pero mover los dedos por el teclado me parece otro tipo de arte. No sé si estoy preparada para el mundo del periodismo, ni si soy buena, solo sé que le echo ganas, que fotografío las cosas que me parecen interesantes en mi mente y luego las plasmo en los folios. Que todos los caminos no llegan a Roma, pero a lo mejor llegan a un pueblo de la Toscana y puedes observar el mejor atardecer, incluso mejor que el del Templo de Debod. Yo no sé si me gusta la escritura, o me gusta la información, o me gustan lo documentales, las crónicas o los reportajes, solo sé que me hace feliz lo que hago, que me invade por todas las venas y me llega hasta la punta de los pies, una sensación que no puedo describir, se me ponen los pelos de punta cuando leo, cuando la poesía y la prosa se me clavan en las retinas y es como si volara. Yo no sé si seré informadora, solo escribo, porque escribir me hace libre.