miércoles, 5 de enero de 2011

Odio



No quedan respetos ahogados.
El insulto del superior no nos hace inferiores, nos hace rencorosos.
Luego nos pedirán las facturas de los favores hechos, escupir sobre su almohada mientras se sacian de mis caídas.
Y un hombre que llora, sí ese hombre, lloro yo también, vergüenza de ambos.
Una mujer cabreada, un chaval que mira con ojos de asombro.
Años malgastados para nada, una reputación ahogada por menos de una hora de tonterías.
Tiempo que gasto en arrepentirme, tiempo que gasto en pensar en esas personas que ya no son nada en mi vida.
Apoyarme en los que están ahí, y no pensar en nada más.
Un futuro mejor, y un presente olvidado o al menos eso deseo.
Que se olviden del mediodía, que se olviden de la madrugada, que se olviden de mí, que lo hagan rápido.
Cerrar los ojos y concentrarse...1, 2, 3...y no paraban.
Adiós, leve parpadeo y manos cansadas, ojos empañados y luces fosforescentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario